Aunque a estas alturas debiéramos estar perdiendo nuestra capacidad de asombro, no deja de sorprender que ya estemos viviendo una cuarta revolución industrial, con los robots como los grandes invitados, en circunstancias que hace tan solo una década estábamos hablando de la tercera revolución.

De acuerdo a un artículo de la BBC, 5 serían las claves para entender esta nueva revolución:

1. Alemania fue el primer país en establecerla en la agenda de gobierno como «estrategia de alta tecnología».
2. Se basa en sistemas ciberfísicos, que combinan infraestructura física con software, sensores, nanotecnología, y tecnología digital de comunicaciones.
3. La internet de las cosas jugará un rol fundamental.
4. Permitirá agregar USD 14,2 billones a la economía mundial en los próximos 15 años.
5. Cambiará el mundo del empleo por completo y afectará a industrias en todo el planeta.

Efectivamente la robotización y digitalización de los procesos está cambiando el paradigma de las industrias. Sin ir más lejos, hace 5 años se hablaba de una carencia de 50.000 trabajadores para la minería en Chile, hoy esa cifra cambió radicalmente a 0, y en cambio se necesitarán miles de trabajadores en programación para la aplicación de las últimas tecnologías.

Con ejemplos como el anterior, es lógico que la incorporación de la automatización y la digitalización sea uno de los temas que genere más preocupaciones al interior de las compañías, en especial por el proceso inevitable de reconversión laboral del sector primario. Sin embargo, también es una oportunidad para ellas mismas, la que deberán saber cómo canalizar y aprovechar en su beneficio. No deja de ser el mismo desafío que tuvieron nuestros antepasados cuando incorporaron las máquinas a vapor durante la primera revolución industrial.

Con esto no contaré ninguna novedad, pero si hoy estamos viendo que las grandes guerras comerciales se están librando a través del alza de los aranceles, la comercialización de servicios aparece como una tremenda oportunidad. La exportación e importación de conocimiento, “libre de arancel”, es una gran ventaja para las compañías de servicios. Si sabemos que la economía digital ya está aquí, entonces el desarrollo de las variables blandas, combinando la experiencia con la innovación y la creatividad, serán grandes oportunidades a explotar.

Las organizaciones a veces somos un crucero muy grande, difíciles de mover, por lo tanto hay que generar algunos espacios que sirvan como remolcadores que vayan tirando la organización hacia donde queremos que vaya, en especial si queremos ser empáticos con la demanda de nuestros clientes. Aunque queda mucho camino por descubrir y recorrer, pienso que hasta ahora lo hemos hecho bien. La incorporación de algunas compañías, la creación de Tinsa digital, y la innovación en el desarrollo de productos como Incoin Analytics, Mi Casa, Stima, etc., son los remolcadores que están poniendo en un nuevo rumbo toda nuestra experiencia y conocimiento.